La familia de Quique, como era conocido, ha solicitado trasladar el cadáver de su pariente al cementerio, pero las autoridades no les han dado respuesta.
“Le gustaba jugar fútbol, era una persona muy amigable”, dijo entre lágrimas Ema Carrillo, hermana de Carlos Enrique, quien el 8 de junio cumplió un año de haber muerto por covid-19.
Los restos humanos de “Quique”, como era conocido, fueron sepultados en el basurero comunal de la aldea Chocolá, que pertenece al municipio de San Pablo Jocopilas, Suchitepéquez.
La familia tiene mucho dolor y no es para menos. Su pariente no fue inhumado en un cementerio como las otras víctimas de covid-19, porque hace un año había mucha discriminación hacia las personas y familias que contraían la enfermedad de contagio.
Quique murió el 8 de junio en el Seguro Social de Mazatenango y en la noche sus restos humanos eran trasladados a Chocolá donde sería sepultado. Sin embargo, un grupo de personas le impidió el paso a la funeraria y obligó al personal a enterrarlo en el basurero.
Flores y fotografías en su memoria
Una manta vinílica con varias fotografías de Carlos Enrique y flores de todos los colores adornaron el improvisado nicho.
Su cuñado Jacinto Son habló con CRN Noticias y lamentó que las autoridades todavía no les hayan dado una respuesta para trasladar el cádaver de la víctima al Cementerio General de Chocolá, donde asegura que finalmente descansará en paz.
“Ya pasó un año y no tenemos respuesta. Sabemos que las autoridades de Salud, de Ambiente y del Ministerio Público tienen conocimiento del tema, pero seguimos esperando».
Jacinto Son, cuñado de Carlos Enrique