La guatemalteca Hilda Ramírez abandonó la Iglesia Presbiteriana St. Andrew, en Austin, Texas, Estados Unidos, donde se refugió cinco años para evitar ser deportada.
Un permiso temporal de inmigración, anunciado el jueves 22 de abril, le permitirá una vida libre por lo menos durante el próximo año en Austin mientras se tramita una visa humanitaria a su nombre.
Hilda cruzó la frontera desde México sin papeles hace siete años y medio, con su hijo Iván, que ahora tiene 15 años. Juntos estuvieron en un centro de detención de inmigración durante 11 meses y antes de pedir en 2016 “santuario” en la Iglesia Presbiteriana.
“Vivimos el infierno sobre la tierra”, dijo la guatemalteca que llegó a EE.UU., sin poder hablar ni una sola palabra en inglés y apenas un poco de español porque es indígena mam. Ella asegura haber sido sometida a humillaciones que no quiere recordar.
Reclama a Biden
A los 32 años, y madre soltera, Hilda está muy agradecida con la comunidad de la iglesia que la acogió, refugió y dio asesoramiento.
Sin embargo, no lo está con el presidente Joe Biden, que, a su entender, incumplió su promesa de aprobar un alivio migratorio para las casi 200 personas que viven en “santuario” en Estados Unidos.
A punto de que se cumplan esta semana los primeros 100 días de su gobierno, la inmigrante cree que si Biden “hubiera querido” darles la residencia permanente “ya lo habría hecho”.
“No se puede dar crédito a la administración actual, del permiso temporal, cuyos primeros 100 días han sido decepcionantes, y no soy la única que esperaba mucho más”, indicó la guatemalteca.
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