Video| Chapín deportado de EE. UU. ha logrado mantener sus necesidades, pero pide busca trabajo
Este chapín tuvo la experiencia de en EE. UU. con visa y también de manera ilegal. Dice que su edad ya no es una opción para volver.
Bayron Rolando Dighero Hernández es un guatemalteco de 65 años que conoce la diferencia entre vivir en Estados Unidos con los beneficios que otorga la visa, y las penas que se tienen al estar de manera ilegal en ese país. Este chapín fue deportado hace un año y está en busca de un trabajo.
El inicio de la pandemia por covid-19 causó que las autoridades migratorias estadounidenses lo localizara y lo regresaran a Guatemala. El argumento que se le dio fue evitar la propagación del SARS-CoV2.
Ahora, el guatemalteco habita un pequeño cuarto que se ubica cerca del relleno sanitario de la zona 3 capitalina, el más basurero más grande de la región metropolitana.
Historia del chapín
Bayron pasó tres épocas, en diferentes momentos, en EE. UU. Dos de ellas con la debida autorización migratoria y la última al haber entrado sin pasar los controles correspondientes.
La primera vez que llegó tocó suelo estadounidense fue cuando tenía 11 años de edad, y lo hizo para continuar con sus estudios.
Su papá, quien ya era residente, hizo los trámites para que él pudiera entrar. Su estadía duró un año, pues tuvo problemas con su madrastra.
En 1982 volvió, pero al haber solicitado asilo político pues en Guatemala fue amenazado de muerte. Se mantuvo así hasta 2010, cuando fue regresado porque ya había perdido el beneficio porque no solicitó su renovación.
La última vez que regresó a EE. UU. fue en 2013, pero su ingreso fue ilegal. Durante seis años se mantuvo haciendo trabajos de construcción, hasta que fue detectado por las autoridades migratorias y devuelto a Guatemala.
«La edad ya no es una opción para volver, por eso ya no quiero ir a EE. UU»., dijo.
Busca ayuda
Bayron relató que desde su llegada al país centroamericano ha ocupado su tiempo en realizar trabajos de corta duración.
Vivió dos meses en la calle hasta que el líder de la iglesia a la cual asistía le consiguió un cuarto, que es el que hoy habita.
«Siempre saco para la comida, aunque a veces no es necesario comprar nada porque alguna persona se acerca y me regala algo. Prefiero trabajar para pagar el cuarto porque ya no quiero estar en la calle otra vez».
Siempre espera en la casa donde se encuentra su cuarto, ubicada en 7a avenida 29-26 de la zona 3 capitalina, por si hay alguien que le ofrezca un trabajo.
También puso a disposición su número de teléfono, por si se necesitan su servicios en construcción, carpintería, lavado de vehículos o cualquier otra actividad.
El número es 4976-1367.